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domingo, 27 de mayo de 2007

lunes, 21 de mayo de 2007

Articulos de opinión

Mejor que un chiste

Estrés del 2007

“Monta tu también que aquí estamos en Nápoles!”. Fue la frase que me dijo mi padre
la última vez que volví a mi caótica ciudad napolitana. El conducía la moto acompañado por un colega, me vio por la calle y se paró como si fuera la cosa más normal del mundo; quería llevarme consigo, tres personas en la misma moto… ¡ordinaria administración en esta ciudad!
¡Pasan los años y Nápoles no cambia! No es que no se conozcan las leyes, es que tampoco los napolitanos se han enterado que existan leyes para un civil comportamiento en la sociedad, y mi padre es unos de ellos.
Y ahora diez motoristas consiguen también librarse de pagar una multa por no llevar el casco obligatorio con un certificado médico que testifica que se encontraban en estado de "depresión o fuerte estrés".
Me hace gracia pero no me sorprende. Son así los napolitanos, te enseñan que todo tiene una solución, y si no existe ¡te la inventas!
Nápoles no es solo la ciudad de los inventos, sino la de los contrastes. Cada esquina, rincón, calle, tienda, edificio, tiene su doble cara. En Nápoles no se lleva el casco, muchas veces por el miedo a que te maten. Esta es la realidad. No hay nada de dramático en todo esto. Evita de ir por los barrios de una de las familias de la camorra y evitarás un tiro. Si vas en moto y te metes en unas de estas zonas, los vigilantes pueden pensar que eres un sicario de otra familia que lleva el casco para no ser reconocido y entonces… ¡normal que te maten!
Depende de donde te sientes a observar la realidad, todo cambia; y los napolitanos eligen siempre la silla más cómoda, eso les ayuda a vivir.
Tengo que admitir que el peligro de muerte es una idea más original que un dolor de cabeza; mis napolitanos esta vez me han decepcionado. Aunque como bien he dicho arriba todo se puede mirar desde distintos puntos de vista y el lado bueno del “estrés del 2007 napolitano” es que contarlo es mucho mejor que un chiste.




Navidad sin gastos

Con las Navidades a la vuelta de la esquina, la generosidad de los europeos es un bien cada vez más preciado. Cuando llegan estas fechas todo el mundo se vuelve más bueno. Voluntariado, donaciones, comercio justo, famoseo caritativo... ¿esta filantropía galopante es señal de amor al prójimo o de jugosos beneficios?
El sector de la caridad organizada, es decir, las fundaciones privadas y las organizaciones humanitarias, experimenta una considerable expansión, como siempre, durante este periodo.
“Good Gifts” es el nombre de una ONG inglesa que ha lanzado en Navidad un catálogo de regalos benéficos destinados al tercer mundo. La Good Gifts ha recogido donativos de cualquier origen, aunque parecieran raros e inútiles; todos han sido ofrecido por personas, que hartas del consumismo navideño, han decidido regalar cosas que no utilizaban más.
Con sólo hacer “click”, el cliente generoso selecciona un regalo y efectúa su compra pagando con tarjeta de crédito. Y en la otra parte del mundo, simultáneamente, un niño recibe por primera vez un regalo. Quizás parece casi una película de dibujos animados de la Factoría Disney, pero es lo que está ocurriendo en la capital inglesa durante estas fiestas navideñas.
La verdadera novedad llega de América: una extravagante idea para una Navidad diferente: sin gastos.
“Sólo comida y medicinas” es el grito del grupo creado en contra del consumismo americano, llamado los “no consumidores”.
Se limitan a comprar sólo lo indispensable para sobrevivir. Los “no consumidores” proclaman 365 días de dieta de todo lo superfluo. El 24 de diciembre del 2005 fue el inicio del proyecto que este año llega a su cumplimento. Cumplimento, pero momentáneo. Es muy probable que durante la noche vieja del 2006 empezará otro año “sin gastos”.
Un grupo de normales compradores americanos decide que quiere vivir sin gastar dinero, comprando cosas que, en realidad, no son necesarias. Solo adquieren bienes de primera necesidad como comida y medicinas.
Comentan los participantes que ha sido menos difícil de lo que esperaban: “ cuando se rompía algo lo pedía en préstamo a alguien de la asociación y yo hacía lo mismo con quien lo necesitaba. Hemos vivido como una única gran familia, nos cambiábamos todos: zapatos, utensilios y ropas.”
También para los millonarios y las estrellas mediáticas se está extendiendo, durante los últimos años, la filantropía de una Navidad de beneficencia, sin gastar, o mejor dicho, sin malgastar elevadas cantidades de dinero comprando miles de objetos sin verdadera utilidad.
La bolsa de París, desde hace tres años, emite acciones “de objetivo benéfico”. En una conferencia que tuvo lugar durante el Foro Económico Mundial de Davos en 2005, la actriz norteamericana Sharon Stone decidió ofrecer 10.000 dólares al Presidente de Tanzania para que comprara mosquiteros para luchar contra la malaria.
La cadena CBS News el mismo día titulaba: “Sharon Stone moviliza 1 millón de dólares en 5 minutos”. Por lo menos, en estos casos, la fama tiene sentido.
La actriz de “Instinto Básico” puso la primera piedra para que muchos siguieran su ejemplo durante el 2005, empujando a realizar ofertas aun más generosas para la Navidad del 2006. Y así ha sido.
Angelina Jolie es una de las nuevas donantes humanitarias. Repite a los medios que la entrevistan que su trabajo de actriz no la ayuda verdaderamente a dormir más tranquila por las noches. “Cuando hago algo por los demás es cuando sé que mi vida tiene un sentido”. Angelina Jolie se dedicará durante esta Navidad a mejorar con su apoyo económico la desastrosa situación social de los países del Tercer Mundo.
Siempre desde América llegan las ofertas más grandes en ámbito humanitario.
La fundación Bill & Melinda Gates, creada en el año 2000 para aportar a los más desfavorecidos mejoras e innovación en el campo de la salud y la educación, tiene un peso financiero de 60.000 millones de dólares, desde que el pasado mes de junio Warren Buffet, la segunda mayor fortuna de los Estados Unidos, decidiera donar unos 30.000 millones (lo que representa casi tres cuartas partes de su patrimonio, estimado en 45.000 millones). Hoy en día, la dotación total de la fundación sobrepasa el PIB acumulado de Camerún, Tanzania, Gabón, Costa de Marfil y la República del Congo.
Pero los que merecen más reconocimiento son personas que no tienen nada; personas que comparten con los demás todo lo que poseen, aunque sea poco y sin valor económico. Para los millonarios es más fácil regalar parte de su tesoro, o, por lo menos, son conscientes de que su vida no va a cambiar si, durante una Navidad, no gastan dinero en banalidades y, por el contrario, ayudan a alguien que realmente lo necesita.
El 5 de diciembre 2006 se celebró el día especial de esos individuos modélicos: los Voluntarios.
Ser voluntario depende de un acto libre de la voluntad del individuo, que además esté exento de ánimo lucrativo.
Las investigaciones sugieren que entre los 35 años y los 55 es cuando más actividades de voluntariado realizamos. Los porcentajes más bajos de voluntariado entre los jóvenes lo encontramos entre las llamadas “jóvenes democracias” de Europa central y oriental, y en Portugal y Grecia. Darek Pietrowski, director del Centro de Voluntariado de Varsovia, explica que en los países ex comunistas, el voluntariado posee una “connotación negativa”, pues sigue asociado a las viejas nociones de trabajo colectivo y forzoso.
El voluntariado puede cambiar la vida de la gente. Estimula la ciudadanía activa y el desarrollo de actividades locales. Facilita la inclusión social, sobre todo, la de los mayores, desempleados o inmigrantes. Conduce a cambios políticos, sociales o ecológicos positivos, contribuyendo al desarrollo económico.
Las oportunidades del voluntariado internacional son las más atractivas. El Programa Juventud de la Unión Europea anima a los jóvenes a participar en proyectos locales en sus países de origen. Las ventajas saltan a la vista: aprender de otras culturas y otros idiomas.
Monika, una chica que acaba de terminar un proyecto de voluntariado europeo, cuenta su experiencia. Dedicó un año de su vida a trabajar en Francia ayudando a niños discapacitados. Sale muy contenta de lo que ha vivido: “El voluntariado me ha hecho más valiente, mis problemas del pasado me parecen otros distintos”.
El CEV, o Centro Europeo del Voluntariado, es uno de los escasos ejemplos de programa de voluntariado a escala ampliamente europea. Su director, Markus Held, explica: “CEV es una federación de 43 centros regionales y nacionales, que en marzo de 2006 lanzaron el Manifiesto del Voluntariado en Europa. Va dirigido a los dirigentes europeos, y propone acciones concretas para desarrollar el voluntariado”.
Durante las fiestas de Navidad aumentan también los proyectos humanitarios; se ponen en marcha nuevos intercambios entre culturas diferentes y es una buena ocasión para estimular las carteras de las personas: la Navidad vuelve a todos más sensibles.
Otra novedad interesante para una Navidad sin gastos está representada por el Fair Trade, o sea, el informe que comenta las últimas ideas en ámbito europeo para un comercio justo y solitario.
La Presidenta de AGICES -Asociación italiana de organizaciones de comercio justo y solidario- Gaga Pignatelli, y representante de Italia en la Asociación internacional del comercio alternativo dice: “El comercio justo persigue activar los procesos de desarrollo económico y social de las comunidades en las que se practica. No es una variante de la caridad, sino una verdadera alternativa al comercio tradicional. Está probado que una economía respetuosa con los Derechos Humanos y el medioambiente es posible, a través de una redistribución distinta de los recursos y la garantía del respeto de unas reglas simples y esenciales: pago de un precio justo por todo trabajo, transparencia en las relaciones comerciales, prohibición del trabajo de menores, preservación del medioambiente, etc.”
Lo que propone el Fair Trade no es un cambio momentáneo o un proyecto para una temporada de recogida de dinero por el mundo. Es una propuesta revolucionaria que quiere cambiar el sentido mismo del comercio, del consumismo, de las fiestas convencionales que, hoy en día, representan una ocasión más para gastar dinero.
A diferencia de lo que pasa en las economías tradicionales, todos los anillos de la cadena son co-responsables de la relación económica, desde el productor hasta el consumidor.
Este tipo de marketing no se interesa tanto por el producto como por el productor y el proyecto. “Insistimos en la responsabilidad de los consumidores, en su capacidad de elegir y cambiar cuando compran.”
El comercio justo pretende demostrar que una economía diferente es posible y que puede funcionar, aunque el sistema no sea perfecto. Me parece más importante listar los éxitos de este comercio, escuchar la voz de los productores y de las comunidades locales, hablar de los miles de voluntarios que apoyan las actividades de las organizaciones humanitarias, que comentar como irá el comercio durante las fiestas natalicia. Que la Navidad sea una oportunidad para todos para empezar un nuevo proceso; cada uno, en su pequeño mundo puede hacer algo. No se está hablando aquí de capitalismo o comunismo, se habla de modificar el sistema que no solamente provoca desigualdad, sino además destruye el medioambiente.
Que una Navidad sin gastos sea una oportunidad para todos para empezar un nuevo camino. Cada uno, en su pequeño mundo puede hacer algo. Las personas normales no requieren grandes proyectos, sólo necesitan de una mano.

Música

Nirvana...



Blondie...



Enia...

escenas de peliculas

trainspotting...



El padrino...




The Simpson...

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